lunes, 17 de mayo de 2010

Compañeros de trabajo (4a parte): El pelota

Como parece que estos días la prensa me da un respiro (aunque en honor a la verdad, no la leo muy a fondo, mas que nada por miedo al cabreo que me puede generar) voy a aprovechar para crucificar otro estereotipo que seguro que todos habéis sufrido como las hemorroides, en silencio.
Me refiero a los pelotas en el trabajo, esos ínclitos pelotas de pandilla, esos palmeros finos que existen en todos los grupos de trabajo, que andan tan pegados al jefe que si este se para de golpe se encuentra la cara del pelota metida en el culo sin saber porque. Y el pelota tan feliz de tenerla ahí metida, encantado de haberse podido acercar tanto e intimar con el jefe.

A lo que iba, estos últimos días he estado observando al pelota de plantilla de mi grupo de trabajo; En este caso es del genero femenino, pero por generalizar (y de paso joder a la ministra de igualdad) utilizare el genero masculino.

La cuestión es que los que seguís este blog (o tenéis la desgracia de conocerme), sabéis que bajo mi capa de sociabilidad, soy de ir a mi aire totalmente, pero tengo la extraña costumbre de observar (no digo fijarme, sino observar, intentar obtener la perspectiva de lo que me rodea) y me he dado cuenta que si observas con perspectiva la vida de un pelota, resulta que es mas apretada que el sujetador de Yola Berrocal. Y me explico. Un pelota vive dos vidas en una, porque siempre esta pendiente de lo que hace dice, y piensa el jefe, y además de eso, vive su vida propia.

Verbigracia, día normal de trabajo, 9 de la mañana, el jefe en su mesa ojeando el periódico mientras los demás curran (que para eso es jefe). El resto de la plantilla esta trabajando, y el pelota esta con un ojo en su trabajo, y con el otro controlando de reojo al jefe, como buen subalterno al quite. En ese momento el jefe se despereza un poco y dice :" Voy a tomar un café de la maquina". Y el pelta salta como un resorte :"Ya lo saco yo, que justo iba a bajar." y salta (literalmente) de la silla, preguntando si alguien mas quiere un café, pero con los ojos puestos en el jefe, buscando una sonrisilla complice o una mirada de aprobación (que generalmente el jefe no le dirige, mas que nada porque esta pensando en otra cosa). Como el resto de la gente suele saber como es el pelota, o no le contestan o le mandan a tomar por el culo entre dientes, pero el se siente lleno, pletórico y no le importa, mas que nada porque se ha anotado otro punto en su libreta imaginaria, otra muesca en el revolver que le diferencia de la infantería morrallesca con la que el jefe y el tienen la desgracia de convivir, pero bueno, también la morralla debe existir para que brille el oro, piensa para si.

Otro ejemplo del funcionamiento del pelota es la típica reunión en la que el jefe tiene que encalomar un mocordo (asistir a una reunión indeseable, meter mas horas, preparar un informe...). Cuando llega el momento y lo plantea, se hace un silencio atronador, el batir de las alas de una mosca resuena como un helicóptero Apache y se oyen los latidos de los corazones de los que están en la sala, pero tranquilos, que si esta el pelota, solo notareis un par de latidos, porque tras un par de segundos, el levantara la mano y dirá que ya lo hace el, con media sonrisilla en la cara. Y mientras el resto sueltan el aire que han contenido por puro acojono, el pelota de plantilla mirara al jefe, que probablemente si le sonreirá en esa ocasión, pero no por la razón que el pelota cree, sino porque piensa que el pelota es gilipollas y el ha conseguido que alguien vaya a la reunión sin tener que soliviantar el gallinero.

Hay que puntualizar que como el resto de especies que pululan en el ecosistema de trabajo, generalmente la especie del pelota no suele ser una especie pura, sino que suele estar mezclada con otras especies, como el tonto o el guay, especies a las que ya les he dedicado otros alegres posts, con lo que es habitual encontrarte pelotas que además son tontos, o guays que además son pelotas, pero en fin.

Lo divertido de los pelotas, es que poco a poco, según sea el pelota y su forma de ser, ira sintiendo que tanto peloteo le hace merecedor de galones dentro de la empresa, y se suelen ir atribuyendo funciones o autoridad que no les corresponden, y pueden acabar mandándote que hagas cosas, o que escribas informes, etc, etc.

Todo esto, bajo su punto de vista, revestido por la autoridad que le confiere la confianza que tiene el jefe en el. Y justamente ahí es donde suele estar el puntillo de los pelotas, mas que nada porque los jefes no confían en ellos, sino que los utilizan, y en el momento en que dan una orden, o levantan la voz, se lía la pajarraca, y empieza lo mejor, algo que si no soy parte implicada procuro ver en silla de ring, porque saca la mejor esencia de nosotros mismos, el hijoputismo latente en toda la especie humana.

En el momento de la bronca con el pelota, este suele empezar fuerte, con la confianza de saberse respaldado por la autoridad del jefe, pero a medida que la bronca se va desarrollando y el jefe hace una de Don Tancredo y se queda quieto, el pelota va desinflándose, mientras que su adversario se crece, y como buen depredador, se da cuenta de la debilidad del contrario y es cuando tocan a degüello, se sacan los temas personales (físico, edad, forma de vestir, orientación sexual....lo que sea con tal de joder al enemigo) y se acaba con la misma frase, inamovible como las montañas :"VETE A TOMAR POR EL CULO, PELOTA DE MIERDA". Ahí es cuando me dan ganas de levantarme y aplaudir, mas que nada porque el pelota esta herido, triste, abandonado por el que el pensaba que era, además de su jefe, su amigo, y el otro, el que ha pegado el revolcón al pelota, esta con los ojos brillantes por el triunfo, por la humillación publica y sumaria a la que ha sometido al pelota, y además de eso, por el mensaje que le ha mandado al jefe de cuidadin conmigo, que tengo colmillos y muerdo. En cuanto al jefe, probablemente, pase de la bronca, pero como no le ha salpicado a el, pues bueno, aplica otra de nuestras costumbres, y piensa :"Al final si es verdad que un poco pelota si que es, y le esta bien empleado." Y sigue leyendo el periódico.

De todos modos, como los pelotas suelen tener ciclos, cuando se haya lamido las heridas, y recuperado su dignidad, poco a poco volverá a iniciar el ciclo de cafés, confidencias con el jefe, auto-asignación de galones y revolcón con un compañero. Es algo como las estaciones, y siempre sigue el mismo patrón.

Como curiosidad, os diré que yo ando afilando mi cuchillo de combate y recitando por las esquinas, entre dientes, canciones del Tercio Viejo de Flandes, porque me da que en breve voy a oír el toque a degüello; Y por mi forma de ser, soy como los cruzados, no hago prisioneros y no tengo ninguna clemencia cuando lucho, porque igual que me gusta arrear asumo que puedo perder el envite, así que mientras noto la sombra del pelota creciendo a mi espalda, pulo y limpio el trinchador verbal, para cuando lo necesite. Ya os iré contando.

Todo esto sin acritud, que conste

1 comentario:

  1. AHHHH!!!! pequeño bellaco, aqui estoy tal como prometí, veo que te ha dado por sacudir estopa al pelota integral, pero una observación... SON ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLES!!! por poner un ejemplo algo burdo, sobre eso de ir tancerca del jefe que en caso de parada de emergencia del jefe, éste se encontrara la cara del pelota en su culo... menos mal!! sera la única manera de que solo él se trague las ventosidades que podría expeler, que como jefe que es, no serán precisamente inocuas.UN SALUDO.

    John Silver

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